Juntando los pedazos al comienzo del final,
Ocasionando tormentos dentro de esta desilusión.
Esperando que algún día vuelvas en sí…
Lanzándome al mar de letras, que existen en esta carta.
Por que en esta vida no hay más que hacer cuando pierdes la fe en ti mismo,
Al menos que eso es lo que me haces creer,
No sabiendo que el fondo, se que te da lo mismo,
El que caiga, tropiece o diga cosas sin sentido.
Por que lo que empezó por ser una despedida madura,
Se torno en la disputa que aun que no todos lo notan,
No hacen falta excusas, no hacen falta espejuelos,
No hacen falta palabras para herir o peor aun cuando te hieres a ti mismo.
Este no es un poema, no es una poesía, no es un encuentro amoroso que quedo por ahí. Estas palabras no son para herir, ni ocasionarte irritación, no más disgustos, no más guerra fría. Ya que no todo fue malo, y no todo fue una pesadilla.
Una vez te di gracias en la nota: “Arrepentirme, ¿Yo?”
Esta vez agrego algunas, no por que me faltaran, sino por si acaso no te lo había dicho.
Aprendí a tener más valor, me enseñaste con sabiduría. Gracias por enseñarme a cocinar la comida típica. Gracias por poner el agua caliente en el baño, ya que sabes que detesto bañarme con la fría. Gracias por los besos de buenas noches, y los del buen día, por arroparme cuando tenía frío, y encender aquel amado aire acondicionado en tiempos de calor. Por que aprendí a usar más el jeans, para que no odiaras mis vestiditos, pero nunca deje de ser yo misma y te agradezco que no cambiaras eso. Gracias por el más preciado regalo, que es nuestro bebe Michael. Gracias por la carta que una vez me hiciste donde te dejo un recorte,
“Gracias por la vida que me diste, gracias por todo lo que aprendí, gracias por Mike que es parte del amor que te tengo, gracias por todo amada mía, siempre te amare y recordare… Que Dios te ilumine como hasta ahora lo ha hecho y se que Mike esta en las mejores manos su madre.... Dios te bendiga”
Fue sólo una parte, no te asustes, significo mucho para mí cuando leí eso, ya que note que la separación en aquel entonces, fue madura y sin pleitos ni rencor. Pero al pasar los días, y meses; no sé si fue que alguien te envenenó la mente, y ahora y en ciertas veces, es como si ya no conozco al que forma el nombre, cuando juntamos la primera letra de mi primer parrafito…
Otra vez te repito: Lo que no te mata, te hace más fuerte.
Gracias por todo, y que Dios te bendiga.
