Las cosas no son como queremos que sea. Quisiera que estuvieras allí cuando me siento mal. Cuando siento que todo se me cae encima y necesito de ti. Dejar mi cabeza en tu hombro y simplemente estar tranquila.
Te dejo ir, me dejas escapar, ya no hay marcha atrás. Si todo marchara a nuestro favor no habría dolor, y sin dolor no sabrás cuánto en realidad vale lo que deseas tanto. Porque llegas amar y te duele perder. Pero es mejor así (al menos eso es lo que dicen).
Te dejé volar, me dejas atrapada en esperanzas que solo yo creé. Sin darte cuenta; pues ya no te interesa. Te cerré las puertas y ahora ya no queda nada. Te eliminé de mi lista pues así no serás el primer nombre en ella, luego de ser el primero en mis pensamientos (es demasiado para mí, lo lamento).
Voy cayendo y no sé quién va a esperar por mí antes que toque tierra. Cierro mis ojos, me dejo llevar por el silencio que existe cuando algo te susurra “todo va a estar bien”. Yo estaré bien…
Amor, amor, amor; ¿qué es lo que hecho para merecer que me castigues de esta manera? Me perdiste, y solo se me ocurre cortar mi cabellera (como si un cambio radical podría ocultar lo que se siente estar sin ti). Perdida entre las canciones del nuevo álbum de mi artista favorita, navegando en el mar del desamor esperando que alguien extienda su mano y me saque de este llanto.
El teclado no aguanta más mis huellas y quejas, pero siendo esta la única manera segura de calmar mis ansias de llamarte o de cerrar capítulos que no merecen mis penas; algo me dice:”Tranquila Diana, sólo son experiencias “.
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