Comenzaste una historia del cual sacas tus propias conclusiones. Pones palabra en mi boca y escritura en una hoja que nunca fue mía. No soy tu propiedad, ni tú eres la mía. No me cuestiones en donde estuve a tal hora si sabes que al final te sentirás herido. No busques en mí las esperanzas que se han ido, ya no queda nada más que una posible amistad.
No me culpes sin un delito, no me mires con pena, no vengas a decirme que estoy perdida y eras el único salvador o una especie de guía a tu mundo perfecto. No soy quien tu mente creó, no soy la mujer de tus sueños pero tampoco me verás en tus pesadillas. Resérvate las palabras de rencor, guarda lo amargo para otra ocasión, soy la misma de siempre pero a la vez la que has hecho más fuerte.
Tu deseo más grande, tu veneno más fuerte. Tu escape al infinito; el último aliento que quedó en un respiro. Soy tu mayor tentación, tu debilidad y tu fortaleza. La que visita tu mente en las noches y cuando despiertas aun continúas sudando. Sigo siendo yo; hasta que encuentres la manera de sacarme de ti o unirte al enemigo y disfrutar de los placeres.
Soy la que enciende esa llama y la única que sabe cuando apagarla. Aun cuando no te toco, puedes sentirme. No soy tu compromiso, no juegues a amarme, no intentes hacerte el bueno; tus palabras hieren, y cada vez que dices tener mi futuro en tus manos, siento caminar sobre vidrios, no te merezco ni nos merecemos. Eres malvado, egoísta y terco. Me moldeaste y ahora no sabes que hacer conmigo, pues aprende de tu castigo y siempre me tendrás como cadena perpetua.
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