Esta mañana desperté con el virus de la gripe (en una versión avanzada). Mi cuerpo dolía y rechazaba cualquier alimento que comía. Me sentía horriblemente enferma. Decidí esperar unas horas, a ver si mejoraba; pero nunca sucedió.
Tuve que llamar una ambulancia, ya que la ruta del autobús no trabaja los domingos, aparte de que mi cuerpo no me ayudaba. Preparo a mis hijos y nos fuimos. Michael estaba emocionado porque le encanta la ambulancia. Lo subieron en la camilla, junto a mi; y Amber estaba tranquila en su asiento del carro (car seat).
Una enfermera atendía a la beba, mientras me colocaban el suero y tomaban muestras de sangre. Me pusieron varios medicamentos para las náuseas y vómitos, así como también para el dolor de cuerpo. No es fácil estar sola (físicamente).
Para mi bendición, Mike estuvo jugando con unos carritos y dinosaurios que le regalaron en el mismo hospital. Pero hubo un momento en el cual tuve que dormir la beba (a pesar del dolor de la aguja en mi brazo izquierdo).Ella se mantuvo la mayoría del tiempo dormida en mi pecho.
Mi cuerpo me pedía descanso; pero no podía dormir, por la posición de la beba.A las horas, me despacharon. Me dieron recetas e indicamentos para mi pronta recuperación. Me siento mucho mejor. Gracias a Dios.
Sé que en ningún momento Dios me ha dejado sola. Él se encarga de enviarme ángeles que me ayuden, en los momentos que más necesito de una mano amiga.
Pero, no es fácil...
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